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sábado, 9 de mayo de 2009

"MI AMIGO EL PRINCIPITO" / Walter PEREZ TERREL


CUENTO JUVENIL

“MI AMIGO EL PRINCIPITO”




Dedicatoria: A Raúl Terrel

Pido a las niñas y los niños que me perdonen por haber dedicado este libro a una persona mayor. Pero tengo una excusa muy poderosa: esta persona mayor es el mejor amigo que he tenido, fue mi segundo padre después de perder a mi verdadero padre. Y tengo otra excusa: esta persona es capaz de comprenderlo todo, hasta los libros para los niños. Y aún tengo otra excusa: esta persona vive en Perú, donde sufre del mortal cáncer a los pulmones. Por lo tanto, tiene gran necesidad de ser con solada. Si no fueran suficientes estas disculpas, entonces deseo dedicar este libro al niño que en otro tiempo fue esta persona mayor. Todas las personas mayores fueron antes niños (aunque pocas de ellas lo recuerdan). Rectifico, pues, mi dedicatoria:

A Raúl Terrel
(cuando era niño)




MI AMIGO EL PRINCIPITO

UNO

El 29 de junio, en el cerro “San Cristóbal” en la ciudad de Tarma, con mi madre y mi hermana, observamos el cielo iluminado con estrellas. Para pasar el tiempo apostaba a mi hermana menor a encontrar la estrella más brillante en el cielo.

En otras noches cuando estaba solo me imaginaba figuras en el cielo, formada por las estrellas que me servían de puntos en el inmenso plano celeste. Para observar las estrellas solo bastaba salir al patio de la casa patriarcal en el cerro “San Cristóbal” que me servía de observatorio. Mirar al cielo iluminado es un espectáculo especialmente en los meses de mayo y junio, el cielo de Tarma es limpio y hermoso.

“Mi Tarma ciudad hermosa,
cautiva los corazones,
lo digo porque nací en esta tierra
lo digo porque nací bajo su cielo”.

Cierta noche le confesé a mi mamá, que había observado la fisonomía de nuestro Señor Jesucristo (Taita Cristo) en el cielo, y mi mamá miró al cielo, pero no vio nada, intento varias veces y no pudo ver la icono de Jesucristo. Ella me dijo:

-Yo no veo nada, debes estar soñando con los ojos abiertos.

Y le respondí:

- Mamá, te juro que yo puedo verlo siempre que lo necesito, después de una oración sincera, y a veces lo veo acompañando de su madre la virgen María.

Y ella me dijo:

- Me estas tomando el pelo, le diré a tu papá que te lleve a un oftalmólogo.

En verdad nadie me tomó en serio, ni mis amigos, tampoco las personas mayores, siempre que tocaba el tema, se burlaban de mí. Mi padre me aconsejó que estudiara Matemática, Comunicación y Geografía. A mi corta edad de siete años, abandone la magnífica carrera de Astrónomo o posiblemente de Astrofísico. Me sentía desalentado por el fracaso de mis observaciones. A las personas mayores les cuesta mucho comprender las cosas simples por sí mismas, y un niño no tiene la capacidad de explicar con propiedad las leyes de la naturaleza. Las personas mayores siempre buscan explicaciones convincentes y detalladas.

Tuve que aprender otro oficio, y me dedique a estudiar Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Nacional de Ingeniería en la ciudad de Lima. Cuando cumplí 25 años me dedique a los vuelos comerciales como piloto de avión, desde entonces volé por todo el mundo, podía diferenciar a golpe de vista la pampa de Nazca en Ica y el desierto de Sechura en Piura, en verdad saber Geografía me sirvió mucho. Es muy útil saber Geografía del Perú y del Mundo, especialmente cuando uno se pierde de noche en el cielo plomizo de Lima.

Cada vez que conocía una persona mayor con muchos grados académicos, me emocionaba y les hablaba de las estrellas en el cielo, y de las figuras que yo veía cuando era niño, y me contestaban:

- En el cielo no hay nada humano, sólo estrellas, planetas, asteroides, cometas, polvo cósmico y plasma.

Entonces me ponía a su nivel y les hablaba de política, del color de sus corbatas, de los autos de carrera, del vino, del pisco, de la fiesta taurina, de fútbol y de mujeres. Y las personas mayores se quedaban muy satisfechas de haber conocido a un hombre culto, razonable y progresista. Para las personas mayores, soy un triunfador, que sólo le falta tener esposa e hijos pero no más de dos, pues para las personas mayores un niño es un lastre en el desarrollo académico y profesional.

Viví así, solo, sin tener a nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que hace cinco años tuve una descompostura en el motor de mi avión en el desierto de Sechura en el departamento de Piura. El motor del avión necesitaba un cambio de aceite de urgencia. Como no me acompañaba un ingeniero mecánico, ni pasajero alguno, me dispuse a hacer yo solo la tarea de cambiar el aceite al motor, tarea difícil, pues el motor de un avión es bastante grande comparado con el motor de un automóvil. Para mí era cuestión de vida o muerte, apenas tenía agua y comida para cinco días.

La primera noche dormí sobre la arena, a doscientos kilómetros de distancia de cualquier lugar habitado, soñé estar tomando una coca cola helada bajo un árbol de algarrobo. Me sentía como un naufrago en una balsa en medio del océano pacifico, mi sorpresa fue grande cuando al despertar al día siguiente, me despertó un grata vocecilla de un niño que decía:

- ¿Eh?, amigo, ¿te gusta mirar a las estrellas?
- Te invito esta noche a mirar las estrellas, te enseñaré la osa, el caballo, el tigre, el gladiador romano y otros más.

Me levante de un salto, con el reflejo de un felino, me acaricie la cara con fuerza para despertarme, miré y descubrí a un hombrecito pequeño, es decir un niño que vestía como un príncipe y me observaba sin temor, es mas diría muy confiado de la situación en que nos encontrábamos. Y me volvió a preguntar:

- ¿Eh? amigo, ¿te gusta observar a las estrellas?

Para iniciar el diálogo le respondí afirmativamente con la cabeza moviendo hacia arriba y hacia abajo. Este hombrecillo tenía la autoestima muy elevada, no parecía perdido, ni cansado, ni muerto de hambre, ni de sed, ni sentía miedo. Pero yo quería una explicación de este hombrecillo. Y volvió a invitarme a observar estrellas en la noche, diciéndome:

- Te invito esta noche a observar las estrellas, te enseñaré la osa, el caballo, el tigre, el gladiador romano, a Jesucristo y a la virgen María.

Pero cuando al fin pude ordenar mis ideas le dije:
-¿Qué haces aquí niño…tan lejos de la ciudad?

Como se tratase de una cosa muy seria, repitió lentamente y fuerte:

- ¿Te gusta mirar a las estrellas?

Luego con voz suave agregó:

- Esta noche el cielo se pondrá azul para observar estrellas, tengo un registro de diez mil figuras, el que más me gusta es: “el guerrero huyendo en su caballo cogiendo a su novia de la cintura”.

Ante la insistente invitación del hombrecillo, acepte, de pronto recordé cuando yo era niño, cuando veía las estrellas en el cielo azul de Tarma, me conmovió con sus primeras palabras este hombrecillo que parecía ser un príncipe europeo, de cabello ondulado, vestido impecablemente. El hombrecillo sin perder la calma y sin importarle mi asombro me miró a los ojos y me dijo:

- ¿Cuántas figuras has logrado observar en el cielo?
- ¿Qué figura te gusta más?
- ¿Te gusta observar la Cruz del Sur?

Entonces me emocioné, casi no podía hablar, se me hizo un nudo en la garganta y le dije:

- Cuando tenía siete años identifique en el cielo, la cacerola, la osa, el tigre, el caballo, a Jesucristo y la Virgen María, pero por la incomprensión de las personas mayores no pude registrar más figuras en el cielo.

Y el hombrecillo me respondió:

- Que pena que conozcas tan pocas figuras, te falta miles de figuras por identificar.

Cuando empecé a revisar el motor, encontré dañado la hélice del ventilador y el trabajo fue mucho más grande, pero mientras yo trabajaba el hombrecillo me narraba como había descubierto cada figura en el cielo, no permitía que le haga preguntas, sólo podía preguntar por el nombre de estas figuras. Descubrí que cada figura tenía un nombre y un código, por ejemplo el caballo era de código 118 y la cruz del sur de código 3547, y también con fechas. Festejaba el aniversario del descubrimiento de figuras especiales, el Principito es un hombrecillo extraordinario dedicado a tiempo completo al registro de figuras del cielo. Al terminar el día, tuve que asearme y preparar las butacas para observar estrellas en la noche.

Me enseñó muchas figuras en el cielo diciéndome el nombre y el código de cada uno de ellos, a veces se sentía nostálgico el hombrecillo cuando recordaba el contexto como había descubierto cierta figura en el cielo. Encontré en este joven a un amigo que no pude tener en mi niñez, pues creo que nunca olvidaré a este hombrecillo que cayó del cielo. Desde el primer momento a éste hombrecillo lo traté como un príncipe, y con mucho cariño lo llamé: “mi amigo el Principito”.

DOS

Tardé mucho tiempo en comprender de donde venía este hombrecillo a quien empecé a tenerle afecto, lo trataba con respeto y admiración. El Principito era impertinente, no dejaba de hacerme preguntas, sobre las estrellas y las figuras en el cielo, pero parecía nunca comprender las preguntas que yo le hacía. De cada respuesta breve que daba pude comprender difícilmente el secreto.

El Principito estaba de visita en la Tierra, venía sin duda de un asteroide o planeta muy pequeño comparado con la Tierra. Cuando por primera vez vio mi avión, me interrogó:

- ¿Qué es esa cosa?

- Esto no es una cosa. Esto vuela, es un avión, es Mi avión.

Me sentí muy orgulloso, como los adultos en la Tierra, cuando le explicaba cómo funcionaba el motor de mi avión y como podía volar por el cielo. Y el principito de pronto dijo:

- ¿Has caído del cielo con esta cosa?

-Si – (le contesté con modestia, me costaba mucho no perder el control).

-¡Qué divertido!

El Principito lanzó una simpática carcajada que, no obstante, me irritó mucho. Pues como persona adulta quiero que mis desgracias se tomen en serio. Después añadió:

- Entonces, ¿tú también llegaste del cielo? ¿De qué planeta?

Entonces pude deducir que el principito estaba de paso por nuestro planeta. Sin contener mi emoción le pregunte bruscamente:

-¿Vienes de otro planeta? ¿De qué planeta amiguito?

No me respondió, y giro su cabecita en dirección de mi avión y lo observó detenidamente como quien quisiera saber cómo puede volar por el cielo este aparato de metal tan grande y pesado. Luego me dijo:

- En esto (avión) no es posible que hayas venido de muy lejos…

Y parecía que recordaba a su planeta, a su casa, a su familia, miró al cielo lanzando un suspiro.

Sentía curiosidad por saber de dónde venía el Principito, me esforcé por saber más.

- Hombrecito, ¿de dónde vienes? ¿Dónde está tu casa? ¿A dónde viajas?

Pero el Principito no contestaba de inmediato. Después de meditar en silencio me contestó:

- Vengo de un asteroide muy pequeño, le llaman el asteroide WPT-2331 esto se encuentra registrado en el gran libro galáctico. Mi casa se encuentra en este asteroide. Estoy viajando por toda la Galaxia buscando la figura del mono de código 798, es posible que esta figura se haya perdido para siempre. Estoy de regreso a casa.

El Principito se calló, agacho la cabeza y lloró en silencio. Esperé un momento dándole tiempo para que se calmara y le pregunté:

- ¿Por qué es importante esta figura para ti?

Ya calmado me respondió así:

- Esta figura lo descubrió mi padre cuando era niño. Pero tres estrellas que formaban esta figura ya no existen, han colapsado. Esta figura es un recuerdo de mi familia, es muy importante para mí, espero que comprendas la falta que me hace.

No sabía que decirle para consolarle, le agarre sus manitos y lo abrasé como un padre abraza a su hijo.


TRES

Así supe que el Principito era un hombrecito muy sensible, como un niño, pero conocía mucho de Matemática, Física, Química y Astronomía. El asteroide donde vive es muy pequeño, que no es muy conocido por los astrónomos de la Tierra.

Recordemos, al astrónomo italiano Galileo Galilei (1564 – 1642) que fue el primero en la historia de la humanidad, en dirigir al cielo el telescopio, descubriendo todo un conjunto de nuevas estrellas; demostró que la Vía Láctea se compone de un gran número de estrellas; descubrió los satélites de Júpiter, las manchas solares, la rotación del Sol; estudió la estructura de la superficie lunar. Galileo era partidario activo del sistema heliocéntrico de Nicolás Copérnico, prohibido en aquellos tiempos por la iglesia católica. Las persecuciones por parte de la inquisición amargaron los últimos años de vida de este célebre sabio. Así son las personas mayores, sólo esperan escuchar lo que les conviene, entonces, la verdad incomoda.

Cuando un astrónomo descubre un nuevo planeta o asteroide le da un código por nombre, por ejemplo el “asteroide DPC-7442”.

El asteroide de donde viene del principito fue descubierto por el astrónomo Inca Umancocha, en el Cusco, en 1530 d.C. con ayuda de un telescopio. El astrónomo comunicó su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le creyó debido a su manera de vestir, por su cultura inca y no hablaba el español. Pero afortunadamente para el asteroide WPT-2331 los incas fueron conquistados por europeos, y todos deberían tener un Dios, y vestirse como los conquistadores europeos y hablar en español. Posteriormente el Inca Umancocha, dio cuenta del descubrimiento del asteroide WPT-2331 en 1540 d.C., como vestía como europeo y hablaba en español todo el mundo le creyó. Así son las personas adultas, les impresiona mucho la forma de vestir y hablar. Si ahora describo al asteroide WPT-2331 es para satisfacer a las personas mayores. A estas les gustan los números y los códigos más que nada. Cuando les hablas de un nuevo amigo nunca preguntan: ¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Qué música prefiere escuchar? ¿Qué hace en su tiempo libre? ¿Colecciona mariposas? ¿Qué libro ha leído últimamente?; pero en cambio preguntarán: ¿Qué edad tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuántas tarjetas de crédito tiene? ¿Dónde vive?, solamente así consideran que lo conocen bien.

Si a las personas mayores le dices que: “He visto una casa preciosa, junto al río, de ladrillos color naranja, con un jardín lleno de rosas y palomas en los tejados”, nunca llegarán a imaginarse como es ésta casa. Para que se imaginen tenemos que decirles: “He visto una casa que vale un millón de dólares”, entonces si exclamaran entusiasmados: “¡Oh, qué casa tan hermosa!”

Si le decimos a las personas mayores: “La prueba de la existencia del Principito consiste en que es un hombrecito encantador, inteligente, emotivo, que reía y que tiene un registro de diez mil figuras en el cielo”, encogiéndose de hombros nos responderán que son explicaciones para niños.

Ahora bien si le decimos que: “El Principito vino del asteroide WPT-2331”, quedaran todos satisfechos y te considerarán un hombre culto. Las personas mayores son así, y no hay razón para reprocharlos. Los niños del mundo tienen que perdonar por todo esto a los adultos.


CUATRO

El Principito es un hombrecito sensible, inteligente y encantador, que se preocupaba mucho de las estrellas grandes y las estrellas pequeñas. En la vía Láctea están colapsando las estrellas pequeñas y las gigantes se transforman en agujeros negros. Este fenómeno le pone triste al Principito, pues es como perder piezas de su rompecabezas, pues le faltarán estrellas para formar las diferentes figuras en el cielo. Cada vez que muere una estrella el principito se pone melancólico, entonces busca las puestas de Sol.

El tercer día a las 12:00 horas de dijo:

- Me encantan las puestas de Sol, vamos a ver una.

Pero era medio día, imposible ver la ocaso del Sol.

- Tendremos que esperar…

Sorprendido me respondió:

- ¿Qué tenemos que esperar?

- Pues que el Sol se ponga.

Mi respuesta le ha dejado muy sorprendido al principito. Después se rió de sí mismo y dijo:

- Siempre creo que estoy en el patio de mi casa.

Pues en efecto todos sabemos que cuando el Sol se oculta en el Perú en el mismo instante está amaneciendo en China, el planeta Tierra gira a razón de 15 grados sexagesimales cada hora, es decir da una vuelta en 24 horas. Si vuestra casa estuviera en Tarma, estaría recorriendo 1 600 km en cada hora aproximadamente. Pero en el asteroide del principito le bastaría trasladar la silla unos cuantos metros para completar el crepúsculo cada vez que lo desea.

El Principito se puso triste y me confesó:

- Un día vi la puesta de Sol cuarenta y siete veces.
-Cuando uno está realmente triste le gustan las puestas de Sol.

Y le pregunte:

-¿Estabas muy triste el día que contemplaste las cuarenta y siete puestas de Sol, verdad?

Y me dijo con voz débil:

-Ese día me enteré que explotaron tres estrellas pequeñas, transformándose luego en enanas blancas; y una estrella gigante se transformó en “Agujero Negro”. Perdí ocho figuras de mi colección.

El Principito se quedó callado y después me describió su asteroide:

- Mi asteroide es un cuerpo esférico que tiene un radio de 24 metros y gira a razón de 15 grados sexagesimales cada hora, mi casa que se encuentra en la zona ecuatorial, recorre 6 metros cada hora.

CINCO

Finalmente terminé con la reparación del motor del avión, después de cinco días de trabajo en compañía mi amigo el Principito. De pronto le dije:

- Sabes amiguito que me gustaría quedarme más tiempo contigo observando las estrellas, pero es imposible, tengo que regresar, en el aeropuerto me esperan para seguir haciendo mi trabajo.

Y le pregunté:

- ¿Tienes papá y mamá?, ¿Tienes hermanas?, ¿Tienes hermanos?

El Principito no contesto, se puso triste y agacho su cabecita. Me arrepentí de haberle hecho esa pregunta, pero sentía curiosidad de saber más sobre él. De pronto escuché que cantaba una canción muy triste como el yaraví, como los huaynos de Tarma:
I
Yo no tengo madre
yo no tengo padre
yo no tengo hermanitas,
estoy solo en este mundo.
II
Vivo solo sin padre
vivo solo sin madre
vivo solo sin hermanas,
estoy solo en este mundo.
II
La Luna es mi madre
el Sol es mi padre
y las estrellas son
mis hermanitas.

Cantó como un gorrión, mirando al cielo, mientras le contemplaba. Ésta canción me puso nostálgico…y lloré, porque yo también soy huérfano de padre y de madre, y tampoco tengo hermanas ni hermanos vivos. Nos quedamos quietos en silencio un largo intervalo de tiempo. Poniendo mucho valor, me acerqué, le di un apretón de manos y le dije:

- Eres el amigo que siempre esperé tener, nunca te olvidaré.

Pero al Principito no le gustan las despedidas. Muy triste, esforzando una sonrisa leve me dijo:

- Hasta pronto señor.

Y yo le respondí:

- Te extrañaré estimado amiguito, cuídate mucho, espero vernos algún día, adiós.

Mis compañeros de la aviación comercial que me recibieron en el aeropuerto “Jorge Chávez” de Lima mostraron alegría por volverme a ver vivo. En cambio yo me sentía triste, pero les decía: “es el cansancio”.

Cuando miro al cielo, todas las noches, pienso en mi amigo el Principito. ¿Faltará alguna estrella?, porque si una estrella faltara, el Principito, Mi amigo el Principito, se pondrá muy triste.

¡Ninguna persona mayor comprenderá nunca que esto tenga tanta importancia!

Hey amigo lector, te digo, si algún día viajas al desierto, y un niño se acerca, si ríe, si tiene el cabello ondulado, si no contesta cuando se le pregunta y te invita a observar estrellas en la noche, adivinaras quien es. Sea amable con él, es el mejor amigo que he tenido. No olvides de enviarme un mensaje pronto, pues el “Principito” ha vuelto a la Tierra otra vez…


EPÍLOGO

De esto hace ya cinco años…nunca había contado esta historia. Hoy he cumplido 45 años, y hace 5 años que se fue mi amigo. Mi corazón siente una gran pena ante estos recuerdos, estoy escribiendo estas líneas con llanto en los ojos. No siempre se tiene un amigo como el Principito, intento describirlo lo mejor que puedo y lo hago solamente para no olvidarlo. Produce mucha tristeza olvidar a un amigo. El Principito tenía gran necesidad de tener un amigo, y yo también. No todas las personas tienen un amigo sincero.

Yo, no quiero ser como las personas mayores, que sólo piensan en números y códigos, por eso he comprado una caja de colores y varios cuadernos de dibujo para hacer un registro de las diez mil figuras que el Principito me enseñó. Me miro al espejo y me veo como una persona mayor, pero tengo el corazón de un niño, que tiene la necesidad de tener un amigo como el Principito. El corazón no envejece. Siento horror parecerme una persona mayor. Tal vez estoy envejeciendo.

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Licenciado en Ciencias Físicas con experiencia en la docencia y en la edición de textos en todos los niveles de la educación en el Perú. He realizado la labor docente en el nivel primaria, secundaria, preuniversitaria y pre grado (en la universidad) en las asignaturas de Física y Matemática. También he trabajado en la elaboración de textos en diferentes editoriales en los niveles primaria, secundaria, Pre universitaria y Pre grado. En la actualidad estoy escribiendo textos de lectura para motivar a los niños y a los jóvenes al estudio de la matemática y de la ciencia básica. Me considero una persona proactiva, responsable, creativa, puntual, con capacidad para trabajar en equipo y bajo presión. A los lectores se le pide una donación para la publicación fisica de estos artículos: N° de cuenta en ahorro en soles Banco de Credito del PERU 194-17935432-0-96 a nombre de Walter Lauro PEREZ TERREL